EL PERRO QUE CONSIGUIÓ ACABAR CON EL MIEDO A LOS PERROS

El miedo a los perros se hereda

Ester lo sabe de sobra, ella tiene miedo a los perros porque su madre también les tiene miedo. En su mente está grabada la imagen de su madre cogiéndola de la mano y tirando de ella para cambiar de acera cuando veía un perro. O cuando se encontraban con algún conocido y le decía “¡que no se me acerque el perro!”. O incluso cuando iban de visita a casa de alguien que tenía perro y le pedía que lo encerrase para que ella pudiera entrar en la casa.

Ester rápidamente asoció al perro con algo muy, muy malo. Y claro, no es de extrañar que Jesús se preguntará “si Ester cogió el miedo por su madre, cuando nosotros tengamos niños… ¿Ellos también les tendrán miedo a los perros?”. Era algo que le incomodaba a los dos y Ester decidió poner solución.

BALÚ COMO TERAPIA DE CHOQUE

Ya le habían comentado a Ester que se hacen terapias con perros para superar poco a poco el miedo al conocer perros amables y mansos por los que no hay que temer y una idea le rondaba la cabeza. Cuando Jesús y ella se casaron fueron a vivir a una hermosa casa que para una pareja quedaba algo grande, y aún más cuando él se iba a trabajar y ella se quedaba sola en casa. Entonces comenzó a hilar y se le ocurrió comentar con Jesús una gran idea: "¿Y si buscamos un cachorrito para que me haga compañía?"

Al principio Jesús se extrañó por el miedo que Ester le tenía a los perros, pero rápidamente cambió la expresión y aceptó la idea con gran entusiasmo. Con un cachorro, Ester podría ir poco a poco conociendo al perro y cuando fuera adulto ya estaría acostumbrada a él. Y no sólo fue así, sino que fue más allá.

Aunque cuando empezó esta aventura, Ester aún se sentía muy insegura con Balú poco a poco fue cogiendo confianza con él. De hacerlo todo al lado de Jesús, comenzó a atreverse sola a darle de comer a Balú, sacarlo a pasear, jugar con él…

Pero lo más importante es que comenzó a entender el verdadero significado de que “el perro es uno más de la casa”. Hasta entonces para ella esto era incomprensible. ¿Cómo podía ser uno más si es un animal?. Pero después de sentir todo el amor que les da cada día, Balú se ha convertido en algo más que un perro. Es un miembro de su familia.

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