LA IMPORTANCIA DE ENSEÑAR A NUESTRO PERRO A ESPERAR

¿Por qué esperar?

Cuando hablamos de la paciencia y la espera no nos referimos (únicamente) al típico perro que es capaz de esperar en la puerta del súper indefinidamente a que su dueño termine de comprar. Estamos hablando de respeto por parte del perro a su dueño cuando éste está haciendo algo diferente a lo que el animal quiere hacer.

Por poner varios ejemplos: Cuando paseamos por la calle y nos encontramos a un conocido y nos paramos a hablar con él pero nuestro perro no para de llamarnos la atención para que continuemos. Cuando estamos sirviéndole la comida y es prácticamente imposible porque no para de meter el morro entre nuestras manos. Cuando estamos viendo la tele en el sofá y no para de traernos juguetes o ladrar para que le hagamos caso.

Estas reacciones no deberían ser consentidas por los propietarios de estos perros, ya que si accedemos a sus demandas lo único que estaremos haciendo es reforzar estas actitudes y que vayan en aumento. Un perro bien educado es respetuoso, y aunque puede sugerir qué desea hacer, nunca debería imponerlo. El perro debe aprender cuándo su dueño espera de él paciencia.

¿Cómo trabajar la paciencia?

La paciencia no es una orden, como el “sentado” o el “quieto”. La paciencia es un estado de tranquilidad y quietud que debe asumir el perro para conseguir lo que quiere, por lo tanto hasta que no consiga ese estado no deberíamos ofrecerle aquello que quiere.

En este aspecto, es muy importante la coherencia. Es decir, que una vez que comenzamos a trabajar la paciencia debemos exigírsela a nuestro perro siempre, de lo contrario no recibirá bien el mensaje de que es una condición ineludible para conseguir lo que quiere y tenderá a volverse más impaciente... y entonces seremos nosotros lo que perderemos la paciencia. Por ello, para enseñársela deberemos practicarla siempre en todas las facetas de su vida.

Esperar a la comida

Es inaceptable que el perro se lance a por la comida vamos a darle y aún tenemos en las manos. Pídele siempre que se siente, y poco a poco le acercas la comida. Si ves que va a lanzarse a por ella, escóndesela y oblígale de nuevo a sentarse. Repite hasta que consiga contenerse y coja la comida sólo cuando se lo digamos o la tenga ya muy cerca de la boca.

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Esperar a la correa

Si tienes un perro que se vuelve loco cuando escucha cómo coges la correa para llevarlo a pasear, es un buen candidato para que practique con ello la paciencia. Hazle sentarse para colocarle la correa en el collar. Si se levanta, persiste. Vuelve a hacerlo sentar y no abras la puerta de la casa hasta que no haya conseguido que se espere. Es uno de los momentos más eufóricos para el perro, por ello lograr la paciencia en este momento nos asegura que le será más fácil conseguir este estado en situaciones más calmadas.

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Esperar a su dueño

Es bueno que el perro entienda que hay momentos en los que lo que se espera de él simplemente es estar tranquilo y que no nos vea sólo como una máquina de diversión constante que debe entretenerlo a todas horas. Para ello es bueno pasar momentos de pausa con él. Por ejemplo, sentarnos en un banco del parque y detenernos a observar. Es probable que nuestro perro se impaciente, empiece a tirar de la correa, a ladrarnos, a gimotear o a exigirnos cariños y atención. Debemos ignorar estos comportamientos. Llegará el momento en el que el perro se rinda, se sentará o tumbara, y se resignará a esperar. Ese es el momento de felicitarlo y continuar con el paseo.

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Esperar para entrar en casa

Es muy incomodo abrir la puerta cuando tenemos a nuestro perro bloqueándonos el paso queriendo entrar el primero. Este es un buen momento para hacerle sentar a un lado y pedirle paciencia hasta que la puerta esté abierta.

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Practicar el quieto

Enseñar a nuestro perro la orden del quieto es una de las más útiles de cara a trabajar la paciencia. El perro debe permanecer contenido hasta que le liberemos la orden, por lo tanto con ella aprende a dejar en segundo plano lo que le gustaría hacer para conseguir algo que considera mejor: nuestra aprobación. Practicar la orden nos ayudará a que el perro sea capaz de entrar en un estado de paciencia más rápido en otras situaciones.

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Ganarse los premios

El concepto de “premio” asume un esfuerzo que alguien ha tenido que hacer para ganárselo. A nuestro perro debemos pedirle ese esfuerzo para que reciba el premio si nos apetece ofrecerle alguna golosina pidiéndole que nos haga algún truco o simplemente que se siente y espere. De esta manera le estaremos retrasando la obtención de lo que desea y ejercitará su paciencia.

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Resumiendo, lo más importante para trabajar la paciencia son dos cosas: extender la espera a todos los momentos del día a día del perro y nunca sucumbir a sus exigencias. Si nos mantenemos firmes y no perdemos la paciencia conseguiremos que nuestra mascota se convierta en un perro excepcional.

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